Patrimonio gastronómico perdido

El verdadero patrimonio gastronómico cubano se comenzó a perder en 1959 cuando, al llamado triunfo de esta revolución, comenzaron a desaparecer todas las empresas, fábricas y comercios privados, apoderándose de todo un régimen totalitario.

Cuando en Cuba había seis millones de habitantes, también había seis millones de cabezas ganado vacuno, además de mucho ganado ovino, caprino, caballar y porcino. Esto era lo cotidiano.

Las comidas familiares, normalmente confeccionadas con carne de res, eran de lunes a jueves: ropa vieja, vaca frita, pulpeta, bistec de palomilla lomo, costilla o filete, carne asada, carne con papas, boliche asado, croquetas pimientos verdes rellenos, albóndigas y el famoso picadillo habanero, que se confeccionaba añadiéndole, papitas fritas tipo pequeños dados, aceitunas, alcaparras y pasitas.

Los viernes se solía comer pescado, debido que en esa época la mayoría del pueblo profesaba la religión cristiana: pargo asado, sopa de cherna, minutas fritas con pequeños parguitos o ronquitos, croquetas de pescado con perejil y mariscos, como langostas y camarones.

Los domingos se hacían recetas con pollo. Arroz con pollo, adornado con “petit pois” y pimientos morrones, pollo asado o pollo frito y croquetas de pollo.

El cerdo, pavo y guineos se consumían principalmente en Navidad, aunque en las industrias y empresas privadas cubanas se fabricaban embutidos de todo tipo y jamones magníficos, utilizando la carne de cerdo.

La mantequilla y el queso crema, así como el queso amarillo, se producían en Cuba y con excelente calidad. Algunas de las firmas eran Nela, Guarina, Patagrás y otras. El queso blanco, por lo regular, era de producción artesanal.

En todas las calles habanera había lugares pequeños, llamados quioscos, donde se vendía diariamente coctel de ostiones frescos. También existían otros muchos donde se vendía guarapo frio de caña. Existían muchos y buenos puestos de fritas, así como de hamburguesas confeccionadas con picadillo de res de primera.

Otra cosa que se ha perdido es el café caracolillo cubano, que era de los mejores del mundo. Se ofertaba en casi todas las paradas de ómnibus, en pequeños locales, y a 3 centavos la tacita.

Otra de las grandes costumbres perdida son los postres criollos: toronja en almíbar, cascos de naranja, cascos y mermelada de guayaba, coco rallado, dulce de fruta bomba, coquitos acaramelados, coco blanco y prieto, besitos de mango, mermelada de mango, mango en almíbar, natilla, pudín con frutas, flanes de leche, de calabaza, los típicos buñuelos con melado de caña, y el famosísimo arroz con leche, hecho con arroz tipo Valencia y con dos leches.

También han desaparecido de las casas y de los restaurantes las frituras de maíz, el pan de maíz, la harina en dulce el tamal en cazuela, en fin, todo esto, por mencionar solamente lo más popular de la gastronomía cubana en casas y restaurantes.

Cree usted que, con todo esto prácticamente desaparecido, se deba nombrar AHORA a la gastronomía cubana patrimonio cultural? Pienso que un libro de recetas de cocina, en estos momentos, se debería editar con el título de: Qué tengo, deja ver qué hago?