Blancanieves y las siete personitas de baja talla.

Foto Orlando Luis Pardo

Anoche, disfrutando una vez más el filme silente español Blancanieves, dirigido por Pablo Berger y magistralmente interpretado por Maribel Verdú, merecedor de varios premios Goya, vino a mi mente un artículo publicado el viernes 25 del presente en el diario Granma, del periodista Castaño Salazar, donde plantea muy seriamente que ya es hora de dejar de llamar “enanos” a esas personas que padecen osteocondrodisplasia, la enfermedad que acorta las extremidades y la columna vertebral, para llamarles “personas de baja talla”.

Encuentro muy bien y estoy totalmente de acuerdo, en que no es nada sano utilizar términos que marcan diferencias, cuando esto se hace con carácter separatista, despectivo o en son de burla, trátese lo mismo de raza, estatura, minusvalía o simplemente ideología. El ser humano es uno, sea cual sea su físico, o su manera de pensar, lo que vale es lo que está dentro de él, su moral, civismo, valores éticos e intelectuales.

Quienes nos piden ahora y hacen una cruzada para lograr que eliminemos de nuestro vocabulario el término “enano”, tan válido como el de “gigante”, ambos presentes en el idioma español sin ninguna connotación despectiva, sino simplemente para nombrar a una persona de baja o alta talla, son los mismos que durante años consideraron peligrosa la palabra “tolerancia”, y siguen hasta hoy considerando en términos despectivos el vocablo “disidente”. Son aquellos que crearon las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción), para concentrar en ellas a todas las personas que entonces catalogaron de “diferentes”, e igualmente nos prohibieron escuchar canciones de Los Beatles o a glorias de nuestro cancionero como Celia Cruz y Olga Guillot, quienes siguen prohibidas hoy en nuestros Medios, por considerarlas ideológicamente perjudiciales.

Ahora bien, si aplicáramos la absurda propuesta, tendría entonces cualquier madre o abuela, al leerle a sus hijos o nietos el cuento de Blancanieves, que verse obligada a cambiarle el título y el texto para referirse a los “enanitos” como a “personitas de baja talla”, o Gulliver ya no estaría en el país de los enanos, sino en el de los “acondroplásicos”, y hasta para leer a nuestro Apóstol José Martí, nos veríamos obligados a cambiarle el texto, cuando dice en su hermosa poesía dedicada a su hijo: “Para un príncipe enano se hace esta fiesta…”

Señores, seamos más sensatos y no caigamos de nuevo en extremismos y dediquemos nuestros empeños, energías y trabajo a mejorar las condiciones de vida de nuestros ciudadanos, dejando estas sutilezas idiomáticas a nuestros académicos especialistas de la lengua y a Naciones Unidas, quien tiene economía y personal suficiente para dedicarle tiempo a estos asuntos.

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7 comentarios en “Blancanieves y las siete personitas de baja talla.

  1. Muy buen artículo Rebeca, antes que «enano» debe primero el ser humano dejarse de idioteces porque también hay «enanos» mentales y son la mayoría. Muy bién lo defines en tu segundo párrafo. Saludos.

  2. Eso va en correpondencia con eso de que el dia de tercera edad que se celebra en en tu «planeta» no se felicita a los altos mandos del gobierno , por que esos no son ancianos.

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