Desde hace algunos años sigo un programa radial que se transmite los domingos de 6.00 a 9.00 de la mañana, por Radio Rebelde, emisora radial cubana, irónicamente llamado “Memorias”.
Como amo la buena música cubana de todos los tiempos, soy una fiel oyente de este programa, pues además aprovecho para bailar un poco, a modo de ejercicio matinal. Tengo, y lo confieso, que hacer de tripas corazón para obviar los TEQUES: “Viajar miles de kilómetros a comprar las matrices… cuando la isla estaba bloqueada”… y que año tras año trasmiten, como suelen ellos decir, para no olvidar.
Lo que este programa se calla es que ha sido el propio gobierno revolucionario el que ha sometido a su pueblo a un criminal bloqueo cultural, privando a más de tres generaciones de nuestros mejores músicos y cantantes, por el solo hecho de haber emigrado después del año 1959, o aquellos que estando de gira fuera del país, no regresaron, como es el caso de nuestro gran músico y compositor Ernesto Lecuona, cuyo nombre estuvo prohibido mencionar en la radio hasta los años 89-90. Igualmente fueron, y son aún silenciados, un buen número de músicos y cantantes como Celia Cruz y Olga Guillot, a quien, por primera vez se atrevieron a mencionar el mes pasado, y poner una de sus interpretaciones. Tampoco parecen recordar que The Beatles estuvieron no solo prohibidos, sino sus discos perseguidos, y los que poseíamos algunos, teníamos que transportarlos cambiándoles las carátulas, para evitar nos fueran decomisados y ahora, no sólo John Lenon tiene una escultura en un céntrico parque habanero, sino que al antiguo club nocturno Atelier, lo han rebautizado como El Submarino Amarillo. Mi generación no puede olvidar que, para escuchar su música, había que hacerlo a bajo volumen y con la casa cerrada a cal y canto.
Creo que es hora ya, si vamos a estar acorde a los nuevos tiempos que transcurren, y a los tímidos intentos gubernamentales de restablecer negociaciones con el país que siempre nos han pintado como el enemigo número uno, de cambiar ese lenguaje agresivo y despectivo, para dirigirnos a esos grandes artistas cubanos que optaron por las plenas libertades individuales, abandonando el país en busca de amplios horizontes culturales.
Le sugiero al director del programa, a todo el equipo y, en especial, a su guionista, que rompan de una vez por todas con esos atavismos y acaben de poner esas voces silenciadas durante tantísimos años, además dar datos sobre sus intérpretes, en pos de no seguir dañando nuestra cultura musical.
Nota: Este artículo fue publicado en el diario digital 14YMedio.com